La noche, con su sombra misteriosa de penumbras y fábula, se le aparece a Boris como un ensueño de cebos mecidos por la brisa y luciérnagas que arden. En medio de la oscuridad un murmullo interrumpe el silencio y con él se abren las puertas de la fantasía.
Una mamá le cuenta a su hija una historia que tiene la fuerza del río y el viento juntos. Son las aventuras de una Guerrera, que nació Princesa, y conoció a una Cazadora del bosque. Juntas entendieron que el amor no sabe de géneros y salieron a luchar por su destino.
Volver a pensar las claves de nuestra cultura, los mandatos ocultos en relatos que porque parecían inocentes eran más peligrosos, los mensajes que nos dibujaron como somos, y desarmarlos cuidadosamente hasta desterrarlos, es un esfuerzo maravilloso al que aporta este cuento.
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